Desde dentro del escenario os voy a contar lo que se pudo vivir el viernes 11 de Abril cuando por fin vio la luz el espectáculo de danza “Grandutto Morrocotesco”. Este espectáculo nace desde la ilusión, el amor, la curiosidad y sobre todo las ganas de que desde mi humilde aportación a Abay se puedan llevar a cabo todos los proyectos que hemos empezado y todos aquellos que nos gustaría a todos comenzar.

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Un espectáculo que intenta descubrir a los más pequeños la ilusión por la danza, por la música, por el teatro  y también por la solidaridad ante aquellos que no pueden disfrutar de todo lo que nosotros tenemos a diario pero que no por ello pierden esa ilusión de vivir. Gracias a todos los que han hecho posible esta aventura y gracias a Abay por darme la oportunidad de unir en este momento tres de mis grandes amores, la danza, Etiopía y mi hija.

“El teatro comienza a llenarse, los niños ocupan el ambiente y los mayores se afanan en buscar el número de su butaca. La luz de sala muestra el escenario vestido con la imagen de “Walabi” el protagonista de esta historia nacida del corazón.

Walabi es un canguro que no comprende que el tamaño no importa cuando de querer se trata y que piensa que cuánto más se quiere más grande tienes que ser.

Walabi forma parte  de un cuento mágico “Grandutto Morrocotesco” que intenta divertir, enseñar y sobre todo hacer reir y disfrutar tanto al espectador pequeño como al grande.

Un cuento bailado que juega con la luz, el sonido y las palabras para explicar algo tan complicado como es el amor.

Poco a poco la luz de sala se apaga, las voces se van también con ella y entonces nuestro corazón palpita con ahínco queriendo salir del pecho, porque los nervios han hecho acto de presencia entre bambalinas y los pies que acarician las maderas del escenario, están acomodándose para salir y despegar en cada paso y en cada movimiento.

Por fin salimos al escenario y sentimos el calor de los focos, el tacto de los tablones del escenario y sentimos el apoyo de lo que nos ayudan entre cajas y desde cabina.

Desde arriba podemos vislumbrar la cara de los que nos miran, sorprendidos unos, alegres otros, divertidos casi todos. En un momento  podemos ver como fluye la magia de la “farándula” y como platea y escenario se funden con el lenguaje universal de la música y las risas.

“Walabi” va tomando forma en cada frase y en cada golpe del corazón que escucha en el pecho de su mama. Golpe a golpe, paso a paso y nota a nota, personaje a  personaje , el cuento se acaba y el escenario queda de nuevo vacío, pero esta vez sólo de forma escénica, porque el ambiente queda lleno de las risas,  los cantos y los aplausos que nos han reconfortado el cuerpo, el corazón y el alma.

La luz de sala se enciende, los aplausos aumentan, los agradecimientos comienzan a agolparse en nuestra garganta y parece que no van a salir, por fin lo hacen y se tropiezan con los técnicos que han permitido que los efectos fuesen mágicos, al personal de sala que ha entendido que todo era por una buenísima causa, y sobre todo a todos los que con su aportación y presencia han hecho que un poquito de esta noche quede no solo en el recuerdo sino también que un poquito viaje a Etiopia a calmar las grandísimas necesidades que nos encontramos en el camino de Walmara.

Atrás quedan ya los días y días de ensayo, de repetición de pasos, de cambios, de retoques, de costura, de búsqueda de espacio para poder continuar con este evento que podemos decir ha merecido la pena porque todo ha salido “Grandutto morrocottesco”.”

Desde fuera del escenario también os contamos que pasó. El pasado viernes 11 de Abril, niños y mayores pudimos disfrutar de un espectáculo infantil hecho desde el  cariño, “GranduttoMorrocotesco”

Se mezcló la emoción de aquellos quienes amamos profundamente a Etiopía y de los más pequeños que reflejaban  ilusión y  curiosidad mientras intentaban descifrar lo que entre bailes y frases sencillas transmitían los personajes de la historia.

Granduttomorrocotesco, es la respuesta a una breve y sencilla pregunta  hecha desde la espontaneidad y la inocencia, y sin darte cuenta,te embarca en un viaje donde te reencuentras con todos  aquellos a quienes amas por encima de todo.

Hubo ratos muy divertidos con frases ingeniosas y momentos en los que  los niños podían  interactuar con los personajes.

Como espectadora me quedo con esos “besitos en los bigotes”y aplaudo a todo el equipo por su esfuerzo y entusiasmo. Cristina

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