Orgullo, abnegación, supervivencia, instinto, rebeldía… Eso es, para el autor, Africa, y de eso versa esta ilustrativa novela. El argumento de “Oí silbar a las acacias” nos traslada a este continente, mágico y, sin embargo, todavía desconocido, para la mayoría de los occidentales, con una historia de seducción, deseo y violencia, en lo más recóndito del Valle del Omo, en la lejana y misteriosa Etiopía. Una historia, que deja al desnudo las grandezas y miserias de este fascinante y, tantas veces, compadecido continente, donde la vida y la muerte caminan por un hilo demasiado fino.

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Tres personajes, de naturaleza antagónica, pero que tienen en común un espíritu indómito y una innegociable ansia de libertad:

– Kibu, un joven surma, que lucha contra la sombra de la muerte de su hermano.

– Chaltu, una muchacha hamer, que se revela a su destino como mujer.

– Mario Ferrándiz, un joven reportero, que viaja a África, huyendo de su pasado, y acaba descubriéndose a sí mismo

Una historia, tan versátil, como tremendamente entretenida.

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EL AUTOR

EDUARDO LOSTAL. Nacido en Santander. Se inició como empedernido viajero en 1987, pero fue en el 2003, a raíz de su primera exposición, cuando decidió tomarse el tema mucho más en serio. Desde entonces, no ha dejado de viajar a los lugares más remotos del planeta, fotografiando a algunas de las culturas más viejas, que siguen existiendo. Se puede decir que “su pasión por la aventura es casi tan fuerte como su pasión por la imagen”.

Como viajero, ha recorrido algunas de las zonas más duras de la tierra, como las selvas de Irian Jaya o el abrasador desierto del Danakil, en Etiopía. Su tendencia natral le lleva a adentrarse en lo más remoto, siempre en búsqueda de las reliquias humanas que se ocultan en áreas de difícil acceso para el hombre occidental. Casi siempre, lejos de la, así llamada, civilización. Su forma  de viajar no sólo le oblig a desplazarse en el espacio, sino también en el tiempo. Las distancias que recorre no sólo se miden en kilómetros, también en siglos.

Lo suyo es la etnografía. La diversidad le fascina. Su cámara rara vez apunta hacia paisajes o monumentos históricos. Le encanta captar personas. Cuanto más puras y diferentes, mejor.

Ha viajado por los cinco continentes, pero, de todos, África es, sin duda, su preferido.

En los últimos cinco años, Lostal ha mostrado sus fotografías en exposiciones. También en revistas y periódicos. Ha escrito reportajes y ofrecido charlas sobre el tema.

“Dentro de mi faceta viajera, el continente de mis amores es África”, comenta. “Puedo presumir de ser conocedor del África profunda y de las sociedades tribales”. Ya tenía experiencia escribiendo. “Había escrito múltiples reportajes y todos me animaban a aventurarme con un libro”. La mayoría de los personajes de la novela “son tribales, y es una historia muy realista. Y está escrita desde el punto de vista del africano, que creo que conozco bastante bien. A través de todos los personajes trato todas las problemáticas y el cómo son y cómo sienten, sobre todo las mujeres”. Ha tratado de dotarla “de una profundidad y de sentido crítico. Los personajes tienen un espíritu rebelde con estas sociedades”.