“Addis Addis” se va a distribuir, además de por los canales tradicionales, a través de la tienda on line de Abay. Un auténtico lujo para mí, porque permitirá que el libro llegue a un colectivo integrado por personas que han estado muy presentes durante el largo proceso de elaboración y para quienes en buena medida –aunque no solo para ellos- está pensado. Para aquellos que hemos quedado prendados del país, aferrados al suelo de Etiopía como una hiedra que se niega a abandonar el muro que le da sustento y fortaleza. A quienes han hecho un vínculo imperecedero con el lugar en el que han nacido sus hijos… o van a nacer. En Etiopía, donde está el origen de la especie, han nacido nuestros tres hijos y por eso, con una expresión deliberadamente polisémica, hace ya unos años hemos puesto al blog MamaEtiopía:: el subtítulo “La tierra que alumbró nuestras vidas”.

“Addis Addis” como ya os he contado en otras ocasiones es el resultado de más de siete años de observación, de contacto y de inmersión en la vida de la ciudad y de su gente. Es una crónica que, utilizando las herramientas del periodismo más esencial y perpetuo, trata de retratar la evolución de un territorio urbano, una ciudad en permanente construcción, a través de sus habitantes. Ellos tienen la voz y ellos son los protagonistas.

En la introducción del libro digo:

Addis, Addis, que tiene ingredientes de todo eso, es la crónica de la transformación de un espacio físico duro y difícil de habitar, la recreación de la vida de la gente en una ciudad que está en permanente construcción y que puede ser, al mismo tiempo, hostil y amable, un espacio en el que se sustancian los sueños de progreso de unos y las frustraciones de, por desgracia, todavía muchos más. Es la manera de corresponder a muchas personas que nos han cautivado y que nos expresaron el dolor que les causa que la única imagen que trascienda de su ciudad, de su país, sea la de la miseria, la del hambre y el atraso. Es la forma de contar lo que hemos visto a quienes nos preguntan a la vuelta de nuestros viajes si hay coches en Addis Abeba, si hay avenidas y comercios, si se puede caminar por la ciudad sin temor a ser raptado, si el aeropuerto es una pista de tierra o si hay luz y agua corriente; a quienes, seguro que sin ninguna maldad, les preguntaban en la escuela a nuestros hijos si se acostumbraban a vivir vestidos.

Addis, Addis es, también, la denuncia de la inmoralidad que supone que todavía muchos, demasiados, de los cerca de mil millones de habitantes que pueblan África estén condenados a vivir en condiciones inhumanas, que sean víctimas de un genocidio silencioso, que se les niegue el futuro porque no se le pone remedio a enfermedades que para nosotros tienen cura, que se les niegue el alimento que en este hemisferio acaba en la basura y que se les condene a la ignorancia.

Pero Addis, Addis es sobre todo un grito, con pasión y sin compasión, de esperanza. Y de gratitud con la tierra que alumbró nuestras vidas.”

Eso es lo que quiero compartir y que gracias a Abay me resultará mucho más fácil. Y es, además, una satisfacción que el resultado de años de trabajo pueda aportar algo a la labor eficaz y rigurosa que Abay viene desarrollando en la comarca de Walmara

Muchas gracias.

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