Hace ya tres meses que he llegado de mi viaje a Etiopía, sin embargo, no he sido capaz de escribir sobre ello hasta el momento; quizá porque tenía una aglomeración de emociones que no era capaz de colocar para transformar en frases correctas y coherentes.

Era la segunda vez que aterrizaba en el país y los nervios que me mantuvieron despierta todo el trayecto, eran muy diferentes pero igual de emocionantes e íntegros que en mi primer viaje.

En la primera de las ocasiones había ido a unirme eternamente a mi hijo y en este segundo viaje he ido a entrelazarme con Abay y sus proyectos.

Durante el largo proceso de la adopción son muchas las personas a las que me fui acercando afectivamente. En ese camino me he encontrado con grupos de individuos cuyo tema de conversación y preocupación era el mismo que el mío; me he tropezado con asociaciones vinculadas al proceso, a la crianza, al país y sin darme demasiada cuenta, me encontré inmersa  y rodeada por una atracción hacia una asociación en concreto: ABAY!

¿Por qué Abay? Pues creo que tengo numerosas respuestas para ello:

  • Porque Abay siempre tuvo una respuesta rápida, amable, positiva y objetiva para mis dudas, fuesen de lo que fuesen y sin conocerme de nada. Eso tuvo como resultado que yo me interesase en rebuscar en su web, investigar sus acciones e involucrarme poquito a poco.

 

  • Porque Abay tenía (y tiene) una vitalidad y línea de acción y trabajo muy activas, con información casi diaria en los grupos de adopción, facebook, web y grupos propios.

 

  •  Porque Abay me atraía con su forma de informar a la gente que no pertenecíamos a la asociación, haciéndonos casi de ella sin serlo todavía.

 

Y ahora que pertenezco a Abay, ¿cuál es mi motivación para seguir en esta andadura? Pues también tengo respuestas para ello:

 

  • Porque me apasiona lo mucho que se hace con tan poquito.

 

  • Porque las sonrisas y las caras de felicidad de los niños, jóvenes y mayores de Walmara son imborrables e inmensamente penetrantes en los sentidos.

 

  • Porque es increíble la pasión e ilusión de la gente que integra la asociación, que con esfuerzo diario hacen posible seguir creciendo.

 

  • Porque se contagian las ganas de cada uno de los miembros, la cantidad de ideas y planes que llegan cada día.

 

  • Porque hay claridad y participación en todo y por parte de todos. Todos somos iguales. Abay no es una pirámide, sino una asociación basada en grupos de trabajo que se nutren de lo que cada uno pueda aportar en función de su vida personal y sus circunstancias.

 

  • Porque mi viaje marcó un antes y un después en la perspectiva y forma de ver el país y Walmara en concreto. Mi viaje significó ver la necesidad en estado puro, el sufrimiento, el dolor y la mirada inocente de quien necesita ayuda.

 

  • Porque mi viaje produjo un resplandor sobre lo que me gustaría hacer y en qué áreas me gustaría trabajar y colaborar para facilitar un poquito la vida en el lugar.

 

  • Porque desde que he llegado de nuevo a mi casa de mi segundo viaje no hay un solo día en que no recuerde algunas de las imágenes que se quedaron retenidas en mi mente y vuelva a ilusionarme pensando que puedo ayudar a soportar la vida en aquel terreno árido y polvoriento.

 

Por eso a los que todavía no lo conozcan, los animo a adentrarse en la gran familia Abay y colaborar con nosotros.

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