Duermo plácidamente en el asiento del avión. Rumbo: Addis Abeba. Objetivo: el encuentro más maravilloso jamás imaginado, nuestro encuentro.

Abro los ojos cuando se oye la voz del capitán que dice:

-Iniciamos el descenso, en quince minutos aterrizaremos en el aeropuerto de Addis Abeba Bole.

Miro por la ventanilla y veo miles de luces titilando allá abajo, ¿en cuál estarás tú? Siento un hormigueo por todo el cuerpo. Pronto, muy pronto ocurrirá.

Tomamos tierra.

Salgo del avión y, cerrando los ojos, aspiro una gran bocanada de aire.

Sintiendo los sentidos. Te cuento Etiopía

 

Olfato. Aire húmedo. Olor, una mezcla de ellos me vienen a la mente. Respiro y huelo a tierra, especias y café.

Me concentro en ese sentido y puedo casi apreciar tu olor. Olor a bebé, a jabón, a infancia casi recién llegada a este mundo.

Un pequeño empujón me hace abrir los ojos y avanzar.

 

Vista. Veo gente, gente que camina, gente que se para, gente que avanza como una gran marea humana. Colores. Negro como el café, marrón como el chocolate, tostado como el trigo, blanco como la leche. Y me miro. Piel dorada por el sol. Qué importa. Qué mas da cuál sea el color. Lo que importa es el corazón.

Y te imagino, piel oscura, suave. Duermes en una cuna color verde, o roja quizás, tal vez amarilla. Me da igual.


Oído. Voces, vocablos que se entremezclan. Millones de palabras, en miles de idiomas y dialectos. Presto atención y consigo entender alguna frase en inglés, aunque en este lado oigo hablar en italiano, en francés quizás.

Y escucho en mi interior un balbuceo, una risa infantil, un gorjeo e incluso un llanto.
Cada vez estamos más cerca.


Gusto. Hay mucha humedad. Necesito beber. Agua, bebo agua y noto su frescura.
Picante, salado, especiado. Injera, berbere, estofados. Estoy deseando probarlos.

Y pienso que leche tomarás, que otras cosas comerás. Mañana, mañana lo sabré.

 

Tacto. Hay mucha gente, muchísima. Apenas se puede avanzar. Noto una mano en el hombro. Una mano que toma la mía y la aprieta con suavidad.

Y puedo sentir tu piel suave, imaginar tus manitas en las mías, tus dedos rozando los míos. Siento ya tus caricias y tus besos.

Pronto, muy pronto.

Texto de Alicia Gonzalvez e imagen obtenida de http://webquest.carm.es/majwq/wq/ver/21409.

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