Hace una semana que inaugurábamos en Walmara el proyecto EBA, un proyecto educativo y dirigido a niños y niñas que no pueden acudir a la escuela en horario diurno.
Sobre las 4 de la tarde comenzaba la inauguración formal, acudieron a ella diversos técnicos de las oficinas donde nuestro proyecto fue aprobado y legalizado. La ceremonia empezó con corte de cinta para entrar a los nuevos aularios y a la entrada pudimos ver el cartel que habían realizado para la ocasión.

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Al ritmo de música etíope cortamos el Dabo, un pan redondo y típico que se corta en las celebraciones y se reparte entre los asistentes. Tuve el placer de poder cortarlo junto al técnico de la oficina de educación de la zona.

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Ese día comenzaban las clases 60 niños y niñas que no habían acudido nunca a la escuela o que la tuvieran que abandonar para dedicarse a otros trabajos.
Todos estaban puntuales, colocados en fila sin que nadie les dijese que había que hacerlo; deseando entrar a esas aulas que los llenaban de expectativas; todos con sus sonrisas; algunos con sus cuadernos, otros sin nada, incluso sin zapatos.

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A estos alumnos les espera un curso intenso, lleno de nuevos retos, también de cansancio por el trabajo diurno y el esfuerzo del atardecer, pero seguramente lleno de satisfacciones.
Cuando el día casi llegaba a su fin para nosotros, a ellos todavía les quedaba una gran caminata para llegar a sus casas y poder descansar antes de comenzar una nueva jornada, pero una caminata que iniciaban como una gran sonrisa.

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Todo ello es posible gracias a la colaboración de todos nuestros socios y de otras entidades como Ayuntamiento de Hondarribia, Fundación Bancaja, Viajeros sin Fronteras (Taranna viatjes) y FETE-UGT País Valencià, que han apoyado este proyecto desde el principio.