Nos escribe Isabel Hernández:

Desde que soy socia de Abay, no había sido plenamente consciente de cómo mi “inversión” afecta realmente a los proyectos de Abay en Walmara, hasta que he sido testigo presencial de la entrega de la ayuda para los apadrinamientos y amadrinamientos.

Llegué con el representante de Abay un sábado por la mañana, desgraciadamente no era día lectivo y no pude ver a los niños en clase, pero a cambio sí pude vivir en directo en el Centro Abay recientemente inaugurado la entrega de la ayuda por parte de la coordinadora a las familias que estaban haciendo cola para recibir el dinero de los apadrinamientos.

Todos esperaban pacientemente su turno hasta que Tadelu, sentada a una mesa, apuntaba sus nombres y hacia entrega de la ayuda.

Ver con mis propios ojos como todo lo que se envía desde aquí llega a su destino en Walmara ha sido de verdad una de las mejores experiencias que me llevo de mi viaje a Etiopía.

Conocer a Birtukán, esa niña preciosa ya amadrinada por Paula,  a Motu,  el nuevo enfermero contratado por Abay en el nuevo centro sanitario recientemente construido,  a los maestros, ver el pozo de agua siempre lleno de gente… es impagable.

Gracias Abay por vuestro trabajo, pero sobre todo gracias porque he visto con mis propios ojos que el dinero LLEGA, y que se aprovecha al máximo conjugando proyectos de desarrollo con ayuda directa muy necesaria.