El pasado día 30 de septiembre empezó nuestra aventura como familia de acogida. Ese fue el día que llegaron Nardos y Hawa desde Etiopía. En el aeropuerto, mientras esperábamos, no podíamos ocultar nuestro nerviosismo. Los días anteriores habían pasado demasiado rápido, sumando a nuestras rutinas diarias todas aquellas que nos íbamos pautando para tener todo preparado a su llegada. Una tormenta de sensaciones nos llenaba en ese momento: ilusión, alegría, nerviosismo, inseguridad, y por qué no decirlo, también miedo, mucho miedo. Miedo a lo desconocido, al ser conscientes de lo mucho que iba a cambiar nuestra vida sin saber bien la dirección. Creo que esto último es lo más difícil de superar a la hora de dar el paso.

Cuando ellas cruzaron la puerta ya todo era diferente, notamos una tranquilidad difícil de explicar, ya estaban aquí, el momento que tantas veces habíamos imaginado estaba ocurriendo sin que apenas fuéramos conscientes.
Ya en el metro, camino de casa, Nardos se hacía de querer. Es una niña de diez años, inquieta, viva, alegre, inteligente, cariñosa y hambrienta de cosas nuevas. En su mirada, además de unos enormes y preciosos ojos oscuros, puedes ver muchas cosas. Nos impresiona escuchar cómo expresa, con toda la naturalidad e inocencia propia de su infancia, la situación de su país, de sus carencias.

Nardos y Hawa son ya parte de nuestra familia, sólo llevan dos semanas con nosotros, pero es como si siempre hubiesen estado aquí.
El acogimiento está siendo una gran aventura para nosotros, que, de momento, sólo nos ha aportado cosas buenas.

Por desgracia hay muchos pequeños en esta misma situación, y es ahora más que nunca cuando somos conscientes de lo mucho que nos necesitan estos niños y sus familias.

Nardos con Carla su «hermanita» de acogida

 ***Colabora en Infancia Solidaria Abay***

***Se necesitan familias de acogida***