“Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida.” Albert Einstein.
Miércoles 28 de marzo de 2012.
Día 1. Destino Addis.
Eran más de las tres de la madrugada cuando llegábamos a nuestro hotel “Green Valley”. Había sido un día agotador.
Paco llevaba desde temprano en Addis, pues sus vuelos se habían dado de maravilla.
Pablo y yo hicimos una escala imprevista pero previsible en Estambul y, a última hora de la tarde, volábamos a Addis Abeba.
Llegamos al aeropuerto de Addis en hora, tramitamos la visa y recogimos nuestro equipaje y las tres cajas de medicamentos que habíamos traído.
Lo que no esperábamos era que a la salida nos aguardaban 2 horas de revisar medicamento por medicamento con la “chica de la aduana”.
Por suerte entre tanta revisión no estábamos solos, pudo entrar Paco que nos ayudó a explicar cada medicamento de cada caja para que coincidiera con cada albarán. Una tortura… tortura que terminó en no dejárnoslas pasar hasta conseguir una carta que no les había llegado, pero que habíamos tramitado hace casi un mes. En fin…
Tras esto… la “chica de la aduana”, ya la vamos a llamar así, copió en un papel poniendo calco, como los de antes, uno por uno, cada medicamento y su cantidad. La verdad, se hizo infinito.
Nos daba una pena tremenda dejar todo eso allí en el almacén hasta que pudiéramos conseguir aquel documento.
Una lástima que pongan tantos problemas para algo que necesitan y que además ellos nos habían solicitado. Pasado mañana vamos al Centro de Salud de Walmara que ABAY acaba de terminar de construir y no les vamos a poder llegar los medicamentos aunque en unas semanas llegarán a su destino. Por suerte los de Paco sí, estos tendrán que esperar.
Salimos del aeropuerto, apenas había un alma, pero conseguimos un taxi que nos llevara hasta el hotel.
Día 2: Todos tenemos derechos a ser diferentes
