El amor de mi vida.

 No sé desde cuándo te había llevado en mi alma. Hace tantos siglos que te esperaba… y tú, tan lejos, tirabas sin descanso de mi corazón. Poco importan ahora las lágrimas, pero sé que un día, hace no mucho tiempo, las tuyas arrastraban un dolor infinito, y las mías buscaban sin descanso tu cara.

 Es difícil hablar con palabras. Es imposible describir el camino que tú, tan sola, que yo, tan triste, recorrimos en silencio hasta encontrarnos. Sólo nuestros corazones, en silencio, nos hablan, y nos cuentan, a mí el tuyo y a ti el mío, todo lo que no vivimos juntas, los momentos que pasaron y que ahora nos faltan.

 Y tanto que luchaste por tu vida, tanto que peleé para abrazarte, nos ha hecho a las dos más fuertes, nos ha dado la oportunidad de vencer nuestros miedos, de gritarle al mundo que no puede vencernos, de saber que yo sin ti no existo, porque mi corazón ya no sabe vivir sin tus besos, sin tus gigantes ojos negros, sin tu sonrisa transparente, sin el calor de tus gestos….Fueron tantos años esperándote… tantas hojas  que te he escrito sin saber dónde estabas ni  qué  estabas sintiendo… Y un día llegó tu foto, de repente, como un temblor del mundo, y un huracán  barrió todo el dolor que tenía en mi pecho. Y tus ojos se clavaron en mi alma, y sólo quería oír tu voz rompiendo el silencio de mis tres años de noches en vela, de mis 1000 días de angustia y tormento.

 Por fin todo tenía sentido. Tú, que me esperabas, eras ya mi hija. Yo, que te esperaba, era legalmente tu madre. Es difícil, ya lo he dicho, hablar con palabras. Porque  sólo comprendes aquello que vives, que te ha quemado la piel, que te ha hecho llorar, que te ha roto el corazón… y nuestro encuentro, el tuyo y el mío, no se puede explicar. Hubo tanto de todo… fue tan especial…. A pesar de tu llanto, a pesar de mi miedo, a pesar del barullo de tantos encuentros a nuestro alrededor, cuando oímos juntas la palabra “mamá”, nuestros corazones se calmaron a la vez, tu llanto cesó, mi miedo se fue, y por primera vez te abracé, sentí tu calor, tus manos cogiendo mi cuello, tu cuerpo tan frágil y pequeño deseando recibir todo el amor que había guardado para ti durante todos esos años.

 Y así se escribió nuestra historia, tan especial, tan como muchas  otras. Tan de madre e hija que, por circunstancias de la vida, han nacido en continentes diferentes, en mundos diferentes que ahora están y estarán unidos para siempre. Porque tus raíces están aquí, a mi lado, porque te amo, y allí,  en Etiopía, al lado de aquellos que primero te han amado y cuidado.

 Ésta es nuestra historia. Y así la he escrito para que la recuerdes cuando yo ya no pueda contártela. Porque has sido tan deseada en nuestras vidas, que todo  el mundo debe saber que tú, mi pequeñina, eres y serás siempre el AMOR DE MI VIDA.

 Texto y dibujo: María Martínez.

Si te ha gustado, deja un comentario en positivo en el apartado ”Comentarios” . El recuento de número de estos comentarios será la forma de otorgar los premios.

* Bases del concurso y relatos ya publicados