Buscando información sobre tierras cultivables y proyectos agrícolas en Etiopia, me encontré con varios artículos sobre estos temas.   Los artículos hablan de aspectos contradictorios.

 Por una parte comenta uno de los artículos que el gobierno etíope ofrece por lo menos 3 millones de hectáreas de su tierra más fértil a países ricos y a algunos de los individuos más adinerados del mundo para que exporten alimentos a sus propias poblaciones.  Este fenómeno está ocurriendo también en otros 19 países africanos donde se compran o arrendan tierras para la agricultura masiva.

 Se habla de la fiebre de la tierra provocada por la escasez mundial de alimentos y dirigida por inversionistas saudíes, agronegocios internacionales, bancos de inversión, hedge funds, negociantes en materias primas, fondos de riqueza soberana así como fondos de pensiones, fundaciones e individuos británicos atraídos por parte de la tierra más barata del mundo.  

 Los acuerdos a los que se llegan en secreto han llevado a desahucios, malestar público y quejas de “apropiación de tierras”.  Se priva a la gente de la tierra que ha utilizado durante siglos sin ninguna compensación. 

 Pero peor todavía es la apropiación de tierra en Africa para biocombustible y cultivo de flores y vegetales.  Esto desplaza a agricultores y la producción de alimentos y por consiguiente se prevee que la cantidad de gente que pasa hambre aumentará.   

 Los países ricos miran hacia África no sólo para tener un buen rendimiento de capital, sino también como una póliza de seguro.   África tiene más tierras y, en comparación con otros continentes, son baratas.   Estos nuevos negocios lo definen algunos grupos no gubernamentales occidentales y nacionales como “nuevo colonialismo«.     Algunos se se benefician de cosechas mientras los indígenas mueren por una hambruna causada por el hombre.

Es cierto que con la venta de tierras se esta contribuyendo al desarrollo del país porque con esta iniciativa se crea empleo, se forma y especializa a trabajadores en materia de agricultura, se evita que la tierra se degrade.   No obstante cuesta muchísimo entender como es posible que esos alimentos salgan del país cuando mas de 13 millones de etíopes están viviendo una hambruna importante y precisamente ellos necesitan esos alimentos.  ¿No sería mas beneficioso y justo para todos el que se combine negocio rentable a largo plazo con técnicas de cultivo que respeten al medio ambiente y sobre todo respeto a la dignidad de los dueños «morales» de estas tierras?   

 En cambio, la noticia esperanzadora es la certificación de tierras a favor de la mujer

 Por medio del proyecto del Banco Mundial se están realizando esfuerzos por entregar certificados de propiedad de las tierras, que aseguren a las agricultoras que no les quitarán los terrenos sin recibir una compensación, como ocurría en el pasado.

 Gracias a los derechos sobre la tierra, se han producido cambios significativos en las funciones y relaciones de las mujeres.  Las agricultoras comenzaron a plantar árboles y utilizar sus tierras de manera sostenible y mejoró su posición social y económica.

 Desde que comenzó el programa de titularidad de las tierras, parece que las mujeres agricultoras en su conjunto son más productivas.  Dado que comenzaron a sentirse confiadas de que la propiedad les pertenece, duplicaron o triplicaron su producción e instalaron estructuras permanentes y otros aportes para mejorar sus tierra.

 La importancia de la agricultura en Etiopia queda reflejada en los siguientes datos:  representa casi el 50% del PIB, el 90% de los ingresos por exportaciones y es una fuente de ingresos para más del 85% de sus 70 millones de habitantes

 El objetivo de este proyecto consiste en mantener actualizados los registros de las tierras, con miras a desarrollar un sistema nacional.  Se pretende también detener la degradación de la tierra y aumentar la productividad.