Y ASÍ FUE: QUEDADA ABAY EN ASTURIAS

Este pasado fin de semana y para algunos puente del 1 de mayo, ha tenido lugar en Celorio, un precioso pueblo de la costa llanisca de Asturias, una de las «famosas» quedadas de ABAY.

El tiempo no nos acompañó demasiado. El sábado no paró de llover, por lo que optamos durante la tarde realizar actividades «a techo». Los peques lo pasaron estupendamente preparado su particular «ceremonia del café», mientras los más mayores charlamos de temas y proyectos Abay y comprábamos cosillas de la tienda Abay.

Terminamos el día con una espicha asturiana en un sítio tipico, en entre sidrina y sidrina…

El tiempo nos respetó durante la mañana del domingo y nos acarcamos a la playa de la Palombina donde los enanos difrutaron de lo lindo, y después, ¡¡a comer que los aires de mar abren el hambre!!. La tarde volvió a sorprendernos con la lluvia, así que nos acercamos a dar un paseo hasta Llanes, vsitando el pueblo entre paraguas y capuchas. Conseguimos que una pizzería nos acogiese para cenar «50» personas, como no podía ser de otra manera, el único camarero no podía ser de otro color que no hiciera juego con el de nuestros niños: ¡¡negro!!

Acostados los niños, aprovechamos para ver el documental de «biciaventura en Etiopía» y lectura de relatos de «Te cuento Etiopía».

El lunes cuando nos levantamos ¡hacía sol!. Corriendo nos preparamos para hacer una ruta que va por la costa desde la playa de Toranda a La de Torimbia. Un paseo precioso donde pudimos disfrutar del paisaje (incluso vimos algún bufón) mientras los peques iban de charco en charco viendo mar, vacas y terneros, que alguno confundía con «corderos» jeje. Cuando llegamos a la playa de Torimbia, los enanos no dudaron un momento en acercarse al agua, y ahí empezó la función: quita zapatos, calcetines, ahora que me he mojado un poco, también el pantalón… al final todos con la ropa fuera mojados y rebozados como croquetas!!!.¡ Ahhh! ¡Alguna madre que otra terminó peor que los niños …! Luego ruta de vuelta para comer unos bocatas y aprovechar la tarde para dar a conocer los proyectos de Abay, acercarnos a ver la «curiosa» playa de Gulpiyuri una de las más singulares playas asturianas por ser un espacio cerrado al mar, con el que se comunica subterráneamente. Terminamos el día cenando en un típico llagar asturiano.

La mañana del martes ya dió para poquito. Nos despedimos con un muy buen sabor de boca, pese a que el tiempo no nos permitió disfrutar todo lo que hubiésemos querido, lo más importante es que hemos conocido y nos hemos reencontrado con gente estupenda, compartiendo todo aquello que nos une y que no es otra cosa que Etiopía.

¡¡GRACIAS ABAY por hacerlo posible!!

….Esperando la próxima. ¿Qué tal noviembre y Cádiz?.