Una semana en Addis Abeba, nos levantamos, bajamos al comedor a desayunar tortitas, tostadas, huevos, leche…, no hay cola-cao. Tenemos un bote de nocilla que se cotiza muy alto entre los niños y los mayores lo miramos con ojitos deseosos. Un ratito después estamos listos y preparados para esperar a Senait, -¿tendremos suerte hoy? ¿Quién lo sabe? Quizás este día sea el definitivo y ya tengamos la documentación completa. ¡Oh! ¡No pudo ser!. Quizás mañana. Tenemos que entretenernos, nos vamos
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