sodo_etiopia

Camino a Sodo (de Charles Fred en Flickr)

Leo una noticia de la Agencia France Press que dice que los agricultores etíopes se arrepienten de haberse acogido al plan para cultivar biocombustibles promovido por diversos gobiernos africanos, entre ellos el suyo.

Más de 400.000 hectáreas en Etiopía fueron calificadas como óptimas para la producción de estos productos por el Gobierno etíope el pasado año, incluyendo zonas protegidas.

Muchos agricultores decidieron cambiar sus cultivos tradicionales por estos otros, esperanzados en salir de su precaria situación.

Sin embargo, los únicos beneficiados parecen ser las grandes empresas extranjeras dedicadas a la producción de estos combustibles, por ejemplo un inversor europeo al que le fueron entregadas 13 mil hectáreas de tierra en el estado de Oromia para estos fines, de las cuales un 87 por ciento forma el Santuario de Elefantes de Babile, patrimonio cultural reservado para preservar la especie.

¿Por qué se arrepienten?

Como cuenta Ashenafi Chote, aún no han recibido ni un sólo birr de lo prometido por los inversores extranjeros. No tienen dinero para comprar alimentos ni tienen el maíz que antes cultivaban, comían y vendían en el mercado.

Mientras, hace sólo dos semanas, en Addis Abeba tuvo lugar un fastuoso evento: la llamada «boda del milenio», entre la campeona olímpica de 5000m y 10000m Tirunesh Dibaba y el dos veces medalla de plata olímpica en 1000 m, Sileshi Sihine. Los festejos duraron diez largos días.

La ceremonia tuvo lugar en una iglesia ortodoxa. A continuación los novios fueron aclamados por medio millón de personas en las calles de Addis, que recorrieron en coche de caballos. Por la tarde se celebró un banquete para mil invitados en el hotel Sheraton.

Los novios

Los novios

Así es Etiopía. Un país donde la gran mayoría de habitantes lo pasa mal cada día para sobrevivir. Un país donde sólo unos poquísimos privilegiados disponen de gran cantidad de recursos para vivir y disfrutar de la vida.

Desde Abay queremos poner nuestra semilla de colaboración. Nos gustaría contribuir, aunque sea sólo una gota en el océano, a conseguir una sociedad más justa en ese país que tanto queremos y al que estamos unidos y agradecidos.

Un país rico en belleza, tanto de su gente como de su tierra, pero de los más pobres del mundo en términos económicos.