El color del corazón.

 Nací en un lugar donde el color de todas las personas es el mismo. Bueno, como ocurre en casi todos los lugares. Los hij@s tienen el mismo color de sus papás y que a su vez suele ser el mismo color que el de los demás miembros de su familia, de sus vecinos, de los niñ@s del cole, de las personas que caminan por las calles del pueblo o ciudad o nación.

 Mi color tiene diferentes tonos: más claro, un poco más claro, más oscuro, un poco más, pero todo el mundo lo reconoce por el mismo nombre: el NEGRO. Y es porque a veces puede ser tan oscuro que lo parece o incluso en algunos casos lo es. Pero yo no soy negra, soy MARRÓN, un poco más claro o un poco más oscuro dependiendo de con quien me compares y dependiendo de si es verano o invierno.

  Pero pasa una cosa. Mi mamá, porque yo no tengo papá, (eso sería para contároslo otro día), hace ya tiempo, me trajo hasta aquí, y en “aquí” el color de las personas es diferente al mío. También tiene diferentes tonos. Todos le llaman color BLANCO, pero yo le digo color crema, porque blanco, blanco,…no es.

 Cuando vivía en Etiopía, yo era igual a los demás y así me sentía. Si alguien me regalaba sonrisas o frases bonitas era porque era pequeña y graciosa, no por el color de mi piel.

  Ahora es diferente. El color de mi piel y mi precioso pelo rizado me delatan. Las miradas de la gente me acompañan mientras camino. No hace falta verlas para sentirlo. A veces se paran y me tocan y me dicen piropos. A mí no me importa y respondo con un “gracias” de forma educada pero alguna vez no contesto porque estoy a lo mío. Pero me recuerdan de forma continua que aunque soy de aquí, vine de lejos, de muy lejos. Mi mamá dice que debo estar orgullosa de ser como soy y de venir del lugar del que vengo, que el color del corazón es el mismo para tod@s, aunque no se vea por fuera. Sólo se ve cuando queremos a los demás por cómo son por dentro no por su apariencia.

  De todas formas, a veces me gustaría que tod@s fueran como yo o ser yo como todos los demás, a lo que mi mamá me dice que a ella le gustaría tener el color de mi piel y mis ojos de ébano y venir del lugar maravilloso en donde nací,…que ser diferente es bueno y enriquecedor, que el arcoíris, que es precioso, tiene una gama grande de tonalidades y que todos los colores caben en él y que mis diferencias me darán fuerza a medida que crezca. Mis diferencias y sentir que nací de su corazón.

“LO ESENCIAL ES INVISIBLE A LOS OJOS “ Saint Exupery

 

Texto y fotografía: Carmen Tejero Cano

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