Sentada en el sillón de mimbre y bajo la luz de la única vela que ilumina las noches en Walmara, pienso en todo lo que me rodea y una sonrisa ilumina mi rostro.
Es mi tercera vez aquí y desde la primera vez que pisé este lugar no he dejado de soñar en que un mundo mejor es posible.
Desde aquel noviembre en el que conocí a un grupo de personas en Addis y nos dirigíamos con rumbo a Walmara muchas cosas he vivido.
Cada experiencia cambia la vida y visión de cada ser humano , unas para mejor y otras a peor, pero todas cambian.
Walmara fue un paraiso, un bálsamo de esperanza en el corazón de Etiopía para mi.

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Cinco meses en este país dan para escribir un libro y no menos gordo que el Quijote pero podría resumir todo en unas breves palabras: risas infinitas, la plena consciencia de aquellos que no están influenciados aun por todo lo que en el ‘primer mundo’ conocemos como nuevas tecnologías, amabilidad, hospitalidad y música acompañando hasta las noches mas frias.
Mi primer viaje a Walmara dista mucho del tercero, llegando aquí con el ‘carnet de Gari’. Si! Adugna y Motuma me dieron las riendas del caballo y me senti libre como nunca antes había sentido.
Mis primeros días aquí fueron duros, nos levantábamos con los primeros rayos de sol y no cesábamos hasta que nuestros ojos se cerraban de sueño.
Sin duda es impresionante la labor de tantas personas que han pasado hasta ahora por aquí y han creado todo esto, pensar eso me daba fuerzas para poner mi granito de arena en este maravilloso proyecto.
La nostalgia de apenas salir del recinto Abay ya que habia mucho por hacer la sentí al abandonar este lugar.
¡Pero suerte la mia que pude volver! Y este viaje sin duda me hizo sentir como en una pelicula de mis antepasados. Pude visitar a las familias apadrinadas, conocer mas su cultura, su vida, sus casas.
Cuando vives este tipo de experiencias y comparas tu vida con el de otras personas sientes mas de cerca que vivimos en un mundo artificial creado por un estilo de vida en el que las prisas y la presión dominan el dia a dia.
Aquí lo más importante es el momento presente , no hay prisas ni cita a la que acudir, todo lo que necesitas esta aquí y ahora.
Mañana me marcho de vuelta a la bulliciosa Addis, pero cargada de energía.
Me siento afortunada de formar parte de este proyecto, que lucha por un mundo mejor y por ahora y las que quedan aun han sacado ya muchas sonrisas de felicidad.

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